Modulo 02: Percepción del Sonido

Presentacion link

Documento 01 Capitulo 02

 

2.1. Fisiología del Oído Humano.

La escucha principal se lleva a cabo a través de los órganos auditivos alojados a ambos lados del cráneo, no obstante algunas frecuencias muy graves son percibidas por todo el conjunto de la estructura asea y también por el diafragma (el músculo plano situado en el vientre). El mecanismo básico de la audición se divide en tres partes: oído externo, oído medio y oído interno.

El oído humano es un órgano sensible que percibe las variaciones periódicas de la presión del aire cuando una fuente sonora vibra y perturba el mismo. En primera instancia, las ondas de presión sonora llegan al oído externo, el cual las  recibe y las dirige hacia el canal auditivo. Por este canal las ondas de presión sonora viajan hasta llegar al tímpano, el cual realiza el mismo movimiento de Compresión- Rarefacción que en su inicio realizó la onda de presión sonora. Estas vibraciones del tímpano son captadas por tres  pequeños huesos o huesillos que comunican el oído medio  con el oído interno.

En el oído interno existe una estructura llamada cóclea. La cóclea es un tubo en forma de caracol lleno de líquido. A lo largo de ella se extiende sobre la base una membrana fibrosa llamada membrana basilar. Cada  fibra de la membrana basilar tiene su propio tamaño y cada una responde a una frecuencia específica. Es esta membrana la encargada de convertir los impulsos mecánicos en impulsos eléctricos que llegan por medio del nervio auditivo al cerebro.

A mayor vibración de la membrana basilar mayor es la estimulación sobre las fibras de la misma y por tanto mayor la percepción del volumen del sonido. Allí es donde ocurren los daños irreversibles en el oído humano. El oído medio posee un músculo que se contrae cuando percibe un sonido con un volumen demasiado fuerte; no obstante, el tiempo que tarda en reaccionar este músculo protector es lento (0.1 segundo) y puede dejar pasar la perturbación hacia el oído interno, ocasionando el daño mencionado.



2.2. Percepción de la Frecuencia

El nivel de intensidad sonora es una medida objetiva de la amplitud de las ondas sonoras, pero está lejos de representar con precisión lo que realmente se percibe. Esto se debe a que la sensibilidad del oído depende fuertemente de la frecuencia. En general hace falta menos intensidad para oír un sonido agudo que uno grave. Mientras que un sonido de 1.000 Hz y 0 dB ya es audible, es necesario llegar a los 50 dB para poder escuchar un tono de 50 Hz, aunque sólo un 1 por ciento de las personas pueden oír esta frecuencia a tan bajo volumen.  

Nuestro oído es más sensible a unas frecuencias que a otras La línea que marca el umbral de audición recoge los datos de los que tienen un oído muy fino. El umbral de audición de la mayoría de las personas sigue la línea azul. La línea que marca el umbral de dolor varía poco, salvo alrededor de los 4 kHz, que es la zona en donde el oído humano se muestra más sensible.

 
La membrana basilar varía en grosor y elasticidad. Ante una frecuencia determinada se estira hasta entrar en resonancia. La parte de la membrana que entra en resonancia depende de la frecuencia. Así, podemos separar las distintas frecuencias contenidas en una única onda. ¡Por eso podemos distinguir distintos instrumentos que tocan a la vez, así como los distintos armónicos de cada uno!
 

Los impulsos nerviosos que nos permiten identificar las frecuencias son sincrónicos con las ondas sonoras, por esta razón no todas las fibras nerviosas podrán reproducir los sonidos que podemos escuchar, sobre todo los tonos más graves ya que la longitud de onda de estos sonidos es muy superior al tamaño de los organos internos del oído.

Por esta razón el oído resltará más unas frecuencias que otras, se da entonces un fenómeno denominado "Batido" el cual consiste en un tipo particular de interferencia. Cuando dos trenes de ondas de igual amplitud pero frecuencias ligeramente diferentes coinciden en el espacio, dan lugar a una vibración cuya amplitud varía con el tiempo. Si se trata de ondas sonoras, estas variaciones de amplitud se percibirán como variaciones de sonoridad, o lo que es lo mismo, aumentos o disminuciones periódicas de intensidad, que se denominan batidos o pulsaciones.

 

2.3. El Enmascaramiento acústico.

2.4. Efecto de Precedencia Sonora (Haas)

 

 

2.5. El Sistema de protección Auditiva.

El oído posee un sistema que regula la intensidad del sonido que capta, para preservar a los órganos auditivos internos de presiones sonoras demasiado intensas. Cuando aparece un sonido muy fuerte unos músculos reducen la tensión del tímpano, limitando su capacidad para vibrar, mientras que otro músculo modifica la posición de los huesos, para alterar el ángulo de incidencia del estribo sobre la ventana oval y así disminuir la fuerza aplicada.

Todo  funciona  como si se tratara de un sistema de ganancia automática, ya que también funciona a la inversa; cuando el ruido ambiente es muy bajo los músculos auditivos preparan al oído para poder captar sonidos muy leves. No obstante, si un ruido muy intenso aparece de forma brusca no da tiempo a que los músculos protectores se activen, y es posible sufrir entonces alguna lesión auditiva.
Debido a este mecanismo de autoprotección que posee el oído, su sensibilidad es muy superior a niveles bajos de sonido que a niveles altos. A mayor intensidad sonora, hacen falta mayores aumentos de los estímulos sonoros para poder percibir los cambios de nivel. Por otro lado, nuestra sensibilidad auditiva no es la misma para todas las frecuencias, ya que nos es más fácil percibir los tonos medios que los altos o los bajos. Por todo ello, existen dos magnitudes distintas que mesuran la misma presión sonora desde dos parámetros: la Intensidad, o magnitud física objetiva; y la Sonoridad, o sensación subjetiva que produce un sonido.